Es normal que la frecuencia cardíaca de un niño aumente cuando experimenta síntomas de asma, como sibilancias, tos o dificultad para respirar. Esto se debe a que el cuerpo trabaja más para respirar, lo que ejerce más presión sobre el corazón. Además, la liberación de adrenalina durante un ataque de asma también puede provocar un aumento del ritmo cardíaco. Sin embargo, si la frecuencia cardíaca de su hijo está significativamente elevada o si experimenta otros síntomas, como dolor en el pecho o mareos, es importante buscar atención médica de inmediato.