¿Prefieren los niños autistas o se sienten más seguros ser tocados por cosas no vivas, por ejemplo, máquinas abrazadas, robots, postes, palos, etc., que el contacto humano?
Muchas personas en el espectro del autismo pueden tener dificultades en el procesamiento sensorial, lo que puede afectar su respuesta al tacto. Pueden encontrar ciertas texturas, temperaturas o presiones abrumadoras o desagradables y, por lo tanto, pueden buscar objetos no vivos que proporcionen una experiencia sensorial más consistente o predecible. Por ejemplo, un juguete de peluche suave puede resultar más cómodo y predecible al tacto que una mano humana.
Es importante acercarse a cada individuo autista con respeto, comprensión y voluntad de adaptarse a sus preferencias. Si un niño autista parece preferir el contacto físico, es fundamental respetar sus límites y no forzar el contacto físico. En su lugar, explore otras formas de comunicarse y mostrar afecto, como elogios verbales, gestos o contacto visual.
La comunicación abierta y honesta tanto con el individuo autista como con sus cuidadores es esencial para comprender sus preferencias y necesidades. Al escuchar y observar, podemos apoyar y adaptar mejor las experiencias sensoriales únicas de las personas autistas, fomentando un ambiente seguro y positivo.