¿Qué efectos secundarios tiene la terapia trombolítica?
Sangrado: Los medicamentos trombolíticos actúan descomponiendo los coágulos de sangre, lo que puede aumentar el riesgo de hemorragia. Esto puede ocurrir en varios sitios del cuerpo, como la piel, la nariz, las encías, el tracto gastrointestinal o el tracto urinario. En casos graves, el sangrado puede provocar complicaciones como hemorragia intracraneal (sangrado en el cerebro) o incluso la muerte.
Hipotensión (presión arterial baja): La terapia trombolítica puede provocar una caída de la presión arterial debido a los efectos vasodilatadores de los medicamentos utilizados. Esto puede resultar especialmente problemático en pacientes con enfermedades cardiovasculares subyacentes.
Reacciones alérgicas: Algunas personas pueden experimentar reacciones alérgicas a los medicamentos trombolíticos, que van desde erupciones cutáneas leves hasta anafilaxia grave.
Trombosis de rebote: En casos raros, la terapia trombolítica puede, paradójicamente, conducir a la formación de nuevos coágulos de sangre. Esto se conoce como trombosis de rebote y puede ocurrir si no se aborda adecuadamente la causa subyacente del coágulo inicial.
Infarto de miocardio (ataque al corazón): La terapia trombolítica puede aumentar el riesgo de infarto de miocardio en pacientes con angina inestable o ataques cardíacos recientes. Esto se debe a que la restauración repentina del flujo sanguíneo a una arteria bloqueada puede causar daño al músculo cardíaco.
Apoplejía: La terapia trombolítica rara vez puede provocar un accidente cerebrovascular, particularmente en pacientes con enfermedad cerebrovascular subyacente o si el tratamiento no se controla adecuadamente.
Otros efectos secundarios: La terapia trombolítica también puede causar una variedad de otros efectos secundarios, que incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza, fiebre y reacciones locales en el lugar de la inyección.
Es importante tener en cuenta que los efectos secundarios específicos y su gravedad pueden variar según el estado de salud de cada paciente y el medicamento trombolítico específico utilizado. Por lo tanto, es crucial que los profesionales de la salud controlen cuidadosamente a los pacientes durante la terapia trombolítica y controlen rápidamente cualquier efecto adverso que pueda ocurrir.