¿Qué es la laxitud articular?

La laxitud articular se refiere a la excesiva soltura o flexibilidad de las articulaciones más allá del rango normal de movimiento. Ocurre cuando los ligamentos y tejidos conectivos que sostienen y estabilizan las articulaciones son demasiado flexibles o están debilitados, lo que permite un mayor movimiento en la articulación. La laxitud articular puede afectar una o varias articulaciones del cuerpo.

Las causas de la laxitud de las articulaciones pueden incluir factores hereditarios, genética, ciertos trastornos del tejido conectivo (como el síndrome de Ehlers-Danlos), lesiones u otras afecciones médicas subyacentes.

Los síntomas de laxitud articular pueden variar según la gravedad y la ubicación de la afección. Estos pueden incluir:

- Aumento de la flexibilidad articular: Las articulaciones pueden doblarse o estirarse más allá del rango de movimiento típico.

- Inestabilidad: Las articulaciones afectadas pueden sentirse tambaleantes, inestables o propensas a dislocarse o subluxarse ​​(dislocación parcial).

- Dolor: Algunas personas pueden experimentar dolor y malestar en las articulaciones debido a la inestabilidad y tensión en la articulación.

- Lesiones articulares: El aumento de la laxitud de las articulaciones puede hacer que las personas sean más susceptibles a esguinces, torceduras y dislocaciones.

- Sonidos de clic o estallido: La laxitud de la articulación a veces puede provocar chasquidos o chasquidos audibles a medida que la articulación se mueve debido a la estabilidad reducida.

En la mayoría de los casos, la laxitud de las articulaciones se considera una afección relativamente inofensiva, especialmente si no causa síntomas o molestias importantes. Sin embargo, la laxitud excesiva a veces puede afectar la estabilidad y función de las articulaciones, especialmente durante actividades que requieren un apoyo articular significativo.

Para las personas con laxitud articular sintomática, los proveedores de atención médica pueden recomendar fisioterapia, ejercicios para fortalecer los músculos circundantes y los tejidos de soporte, y modificaciones en el estilo de vida para ayudar a controlar la afección y reducir el riesgo de lesiones. En casos raros, puede ser necesaria una cirugía si se produce una inestabilidad grave o problemas articulares crónicos.