Si una persona tiene muerte cerebral, significa que todas las funciones cerebrales han cesado de forma permanente e irreversible. En esta condición, la persona se considera legal y médicamente muerta, aunque su corazón pueda continuar latiendo por un corto tiempo debido al apoyo artificial. El retorno espontáneo de la función cerebral se considera muy improbable y los profesionales médicos generalmente declaran fallecida a la persona basándose en los criterios de muerte cerebral. Por lo tanto, la supervivencia o el mantenimiento de la vida a largo plazo en un individuo con muerte cerebral no es plausible.