Uno de los primeros problemas biológicos encontrados cuando los científicos estudiaron los efectos del alcohol en el cerebro fue la identificación de metabolitos neurotóxicos producidos durante el metabolismo del alcohol. Estos metabolitos, como el acetaldehído, pueden provocar estrés oxidativo, inflamación y daño neuronal, lo que contribuye a los diversos efectos nocivos del alcohol sobre la estructura y función del cerebro.