Sin sus componentes minerales, un hueso perdería su rigidez y se volvería flexible, como el cartílago. Los componentes orgánicos del hueso, como las fibras de colágeno y los osteocitos (células óseas), permanecerían intactos, pero la estructura del hueso quedaría comprometida y ya no podría soportar el peso del cuerpo. La ausencia de minerales también haría que el hueso fuera más susceptible a deformarse y romperse.