Un aumento de la frecuencia del pulso después de hacer ejercicio puede indicar una mejor condición cardiovascular. A medida que el corazón se vuelve más fuerte y eficiente, bombea más sangre con cada latido, lo que resulta en una frecuencia cardíaca en reposo más baja y una tasa de recuperación más rápida después del ejercicio. Esta mejora en la salud cardiovascular se asocia con un riesgo reducido de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones de salud.