Los síntomas de la gripe suelen durar entre 2 y 7 días, aunque en algunos casos pueden durar más. Por lo general, los síntomas alcanzarán su punto máximo dentro de los primeros 3 días de la enfermedad y comenzarán a mejorar gradualmente con el tiempo. La mayoría de las personas se recuperarán por completo en 1 o 2 semanas.