¿Por qué es necesario digerir el almidón antes de que pueda pasar al torrente sanguíneo?

El almidón es un polisacárido que está formado por unidades de glucosa. Para que el cuerpo pueda utilizar el almidón, primero debe descomponerlo en moléculas de glucosa. Este proceso se llama digestión.

La digestión del almidón comienza en la boca, donde la amilasa salival descompone el almidón en moléculas más pequeñas. La amilasa continúa trabajando en el estómago hasta que el almidón se descompone por completo en moléculas de glucosa.

Luego, las moléculas de glucosa se absorben en el torrente sanguíneo a través del intestino delgado. Una vez en el torrente sanguíneo, las moléculas de glucosa pueden usarse como energía o almacenarse para su uso posterior.

Si el almidón no se digiere antes de ingresar al torrente sanguíneo, puede causar una serie de problemas, entre ellos:

* Malestar de estómago. El almidón no digerido puede provocar hinchazón, gases y diarrea.

* Desnutrición. El almidón no digerido puede impedir que el cuerpo absorba los nutrientes que necesita.

* Aumento de peso. El almidón no digerido se puede convertir en grasa, lo que puede provocar aumento de peso.

Por estas razones, es importante asegurarse de que el almidón se digiera adecuadamente antes de ingresar al torrente sanguíneo.