¿Qué es la encefalomilitis?
1. Infecciones virales:Ciertos virus, como el sarampión, las paperas, la rubéola, los enterovirus y los arbovirus (como el virus del Nilo Occidental), pueden causar encefalomielitis como parte de su infección sistémica.
2. Infecciones bacterianas:algunas bacterias, como Mycoplasma pneumoniae, también pueden provocar encefalomielitis.
3. Reacciones autoinmunes:en algunos casos, la encefalomielitis puede desarrollarse como resultado de una respuesta autoinmune, en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a su propio cerebro y a los tejidos de la médula espinal. Esto se observa en afecciones como la encefalomielitis aguda diseminada (ADEM) y la neuromielitis óptica (NMO).
4. Sustancias tóxicas:la exposición a ciertas toxinas o metales pesados, como plomo, mercurio o arsénico, también puede desencadenar encefalomielitis.
Los síntomas de la encefalomielitis pueden variar según la gravedad y la ubicación de la inflamación. Los síntomas comunes pueden incluir:
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Rigidez de nuca
- Estado mental alterado
- Confusión
- Convulsiones
- Debilidad o parálisis en las extremidades.
- Alteraciones sensoriales (entumecimiento, sensación de hormigueo)
- Dificultades del habla
- Problemas de visión
El tratamiento de la encefalomielitis generalmente implica controlar la causa subyacente y brindar atención de apoyo. Se pueden recetar medicamentos para reducir la inflamación, controlar las convulsiones y controlar el dolor. En casos graves, pueden ser necesarios cuidados intensivos para apoyar las funciones respiratorias y otras funciones vitales. Se puede recomendar fisioterapia y terapia ocupacional para ayudar con la rehabilitación.
El pronóstico de la encefalomielitis depende de la causa y la gravedad de la afección. Algunos casos pueden resolverse por completo con el tratamiento adecuado, mientras que otros pueden dejar déficits neurológicos permanentes. El diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son cruciales para optimizar los resultados.