No existe evidencia científica que respalde la idea de que comer mocos ayude al sistema inmunológico. De hecho, podría resultar perjudicial. Los mocos se componen de una combinación de mocos, bacterias y otros desechos que pueden ser dañinos si se ingieren. Comer mocos también puede introducir bacterias dañinas en el cuerpo, lo que puede provocar infecciones. No se recomienda comer mocos.