El hemopericardio masivo y el taponamiento cardíaco constituyen una afección potencialmente mortal que requiere pericardiocentesis inmediata. Dependiendo de la etiología y la posibilidad de hemorragia continua, el derrame pericárdico se puede drenar con una aguja o con un catéter percutáneo bajo guía ecocardiográfica. Cuando se realiza junto a la cama para salvar vidas, el abordaje subxifoideo se considera el más seguro. Puede ser necesario el drenaje quirúrgico si el derrame pericárdico no puede evacuarse completamente mediante drenaje percutáneo. Si se prevé una hemorragia continua o si se sospecha una fuente de hemorragia intrapericárdica (p. ej., rotura del miocardio, lesión de grandes vasos, lesión penetrante, disección aórtica, lesión iatrogénica durante procedimientos intracardíacos), se requiere una intervención quirúrgica de emergencia.