La vida útil de un corazón artificial depende de varios factores, incluido el tipo de dispositivo, la salud general del paciente y el nivel de atención que recibe. Generalmente, los corazones artificiales pueden durar varios años, y algunos duran hasta 10 años o más. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los receptores de corazones artificiales requieren monitoreo continuo, atención médica y mantenimiento regular del dispositivo para garantizar su correcto funcionamiento y longevidad. En algunos casos, pueden ocurrir complicaciones como infección o mal funcionamiento del dispositivo, lo que requiere una intervención adicional o incluso un trasplante de corazón. Los avances en tecnología y las investigaciones en curso mejoran continuamente la durabilidad y el rendimiento de los corazones artificiales, aumentando la longevidad potencial de los pacientes que dependen de estos dispositivos.