¿Cómo o por qué se llamó así a la hemofilia?

El término "hemofilia" se deriva de dos palabras griegas:"haima", que significa sangre, y "philia", que significa gusto o afinidad. Cuando la hemofilia se identificó y caracterizó por primera vez a principios del siglo XIX, se observó que los individuos afectados presentaban una tendencia a sangrar excesiva e incontrolablemente. Con base en esta observación clínica, a la afección se le dio el nombre de "hemofilia", en referencia a la afinidad anormal y marcada por el sangrado (amante de la sangre) que mostraban los individuos afectados.

Históricamente, la hemofilia se clasificó en dos tipos principales según la deficiencia específica del factor de coagulación responsable del trastorno hemorrágico. Se descubrió que la hemofilia A surgía de una deficiencia en el factor VIII de coagulación, mientras que la hemofilia B se caracterizaba por una falta de factor IX de coagulación. Estos subtipos aclararon aún más las distintas mutaciones genéticas responsables de cada tipo de hemofilia. Hoy en día, los términos hemofilia A y hemofilia B se utilizan más comúnmente para referirse a estos trastornos hemorrágicos que el término amplio "hemofilia".