El herpes es contagioso mientras las llagas estén presentes, incluso si tienen costras. El virus se puede transmitir a través del contacto con el líquido de las llagas o con la piel que las rodea. Es importante evitar tocar o besar las llagas y lavarse bien las manos después de entrar en contacto con ellas. También debes evitar compartir toallas, afeitadoras u otros artículos personales con alguien que tenga herpes.