¿Cuáles son los mecanismos compensatorios que actúan para mantener la presión arterial ante una pérdida?

Varios mecanismos compensatorios actúan para mantener la presión arterial ante la pérdida de sangre o la hipovolemia:

1. Taquicardia: La frecuencia cardíaca aumenta para bombear más sangre por minuto, aumentando así el gasto cardíaco y manteniendo la presión arterial.

2. Vasoconstricción: Los vasos sanguíneos se contraen, especialmente en órganos no esenciales, para redirigir el flujo sanguíneo a órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones. Esto ayuda a mantener la presión arterial al aumentar la resistencia vascular sistémica.

3. Activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA): Los riñones liberan renina en respuesta a la reducción del flujo sanguíneo y la disminución del suministro de sodio a los túbulos distales. La renina convierte la angiotensina I en angiotensina II, lo que provoca vasoconstricción y estimula las glándulas suprarrenales para que liberen aldosterona. La aldosterona promueve la reabsorción de sodio y agua en los riñones, aumentando el volumen sanguíneo y la presión arterial.

4. Activación del sistema nervioso simpático: La activación del sistema nervioso simpático provoca un aumento de la frecuencia cardíaca y de la fuerza de contracción, así como de vasoconstricción. Estos efectos aumentan la presión arterial.

5. Barorreflejo y reflejo del seno carotídeo: Estos reflejos detectan cambios en la presión arterial y desencadenan mecanismos compensatorios. Por ejemplo, cuando la presión arterial baja, el barorreflejo provoca un aumento de la frecuencia cardíaca y vasoconstricción, lo que ayuda a elevar la presión arterial.

6. Desplazamiento de líquido desde los espacios intersticiales: A medida que la presión arterial disminuye, el líquido pasa de los espacios intersticiales al compartimento vascular, aumentando el volumen y la presión sanguínea.

7. Aumento de la liberación de vasopresina (hormona antidiurética): La vasopresina promueve la reabsorción de agua en los riñones, reduciendo la producción de orina y conservando líquidos, lo que puede ayudar a mantener la presión arterial.

Estos mecanismos compensatorios trabajan juntos para mantener la presión arterial dentro de un rango estrecho a pesar de los cambios en el volumen sanguíneo. Sin embargo, si la pérdida de sangre es grave o prolongada, estos mecanismos pueden no ser suficientes y la presión arterial puede caer a niveles críticamente bajos, provocando shock y daño a los órganos.