Deshidratación en personas mayores Lo que hay que saber
Comprender la deshidratación en personas mayores:
Prevalencia: La deshidratación es más frecuente entre los adultos mayores en comparación con los adultos más jóvenes. Los cambios relacionados con la edad, como la reducción de la sensación de sed y el deterioro cognitivo, contribuyen a este mayor riesgo.
Causas: La disminución de la respuesta a la sed, la disminución de la función renal y la dificultad para acceder a los líquidos son algunas de las causas comunes de deshidratación en los adultos mayores. Ciertos medicamentos, como los diuréticos, también pueden contribuir a la pérdida de líquidos.
Síntomas: Los síntomas de deshidratación pueden ser sutiles o confundirse con signos de envejecimiento, como fatiga, confusión, mareos y estreñimiento. Los casos graves pueden provocar desequilibrios electrolíticos y delirio.
Riesgos para la salud: La deshidratación puede aumentar el riesgo de caídas, infecciones y hospitalización en adultos mayores. También puede empeorar afecciones crónicas subyacentes como diabetes y enfermedades cardíacas.
Prevención de la deshidratación:
- Asegurar una ingesta adecuada de líquidos durante todo el día, incluso si no hay sed.
- Fomentar el consumo de alimentos ricos en agua como frutas y verduras.
- Evite las bebidas azucaradas y limite el consumo de cafeína y alcohol.
- Establecer recordatorios o establecer una rutina para beber agua.
- Mantenga el agua fácilmente accesible en lugares convenientes.
Reconocer y abordar la deshidratación con prontitud es esencial para el bienestar de los adultos mayores. Si nota signos de deshidratación, busque atención médica de inmediato. Los chequeos periódicos y las estrategias adecuadas de gestión de la hidratación son cruciales para mantener la salud general y prevenir complicaciones relacionadas con la deshidratación en las poblaciones de mayor edad.