¿Cómo se administró el éter?

En los primeros días de la anestesia, el éter se administraba principalmente mediante un método de gota abierta. Esto implicó dejar caer éter sobre un paño, esponja o gasa que luego se mantuvo cerca de la cara del paciente. A medida que el éter se vaporizaba, el paciente lo inhalaba. Posteriormente, se desarrollaron una variedad de dispositivos inhaladores diferentes para administrar éter de manera más efectiva y reducir el riesgo de efectos secundarios.

Un dispositivo inhalador común era el inhalador Clover, que consistía en un cono de metal con una boquilla en un extremo y una válvula en el otro. El éter se vertió en el inhalador y el paciente inhalaba y exhalaba a través de la boquilla, inhalando el vapor de éter del dispositivo. Otro dispositivo, conocido como vaporizador de éter Heidbrink, utilizaba agua tibia para vaporizar el éter, asegurando una concentración constante y controlada de vapor de éter para el paciente.