¿Por qué se administra por vía oral una suspensión de carbón vegetal en agua a las víctimas sospechosas de envenenamiento?

El carbón activado se administra por vía oral a las víctimas sospechosas de envenenamiento porque actúa como un antídoto universal. Actúa uniéndose a toxinas y fármacos en el tracto gastrointestinal, impidiendo su absorción en el torrente sanguíneo. El carbón activado tiene una gran superficie y es muy poroso, lo que le permite unirse a una amplia variedad de sustancias.

Cuando el carbón activado se toma por vía oral, forma una suspensión que recubre el revestimiento del estómago y los intestinos. Esta suspensión se une a toxinas y fármacos mediante la formación de enlaces de hidrógeno, fuerzas de van der Waals e interacciones electrostáticas. Las toxinas y los medicamentos quedan atrapados dentro de los poros del carbón activado y no pueden ser absorbidos en el torrente sanguíneo.

El carbón activado es eficaz en el tratamiento de una amplia gama de intoxicaciones, incluidas las causadas por drogas, productos químicos y metales pesados. Es particularmente útil en casos de intoxicación por fármacos que tienen una alta afinidad por el tracto gastrointestinal, como opioides, benzodiazepinas y barbitúricos.

El carbón activado generalmente se considera seguro y bien tolerado. Sin embargo, puede provocar algunos efectos secundarios, como estreñimiento, náuseas y vómitos. Es importante tener en cuenta que no se debe administrar carbón activado a pacientes que están inconscientes, tienen un reflejo nauseoso disminuido o experimentan convulsiones.