Los niños mudan de piel tanto como los adultos, pero puede que no se note tanto porque su piel es más fina y delicada. A medida que envejecemos, las células de nuestra piel se renuevan más lentamente, por lo que las células muertas que se desprenden pueden acumularse y volverse más visibles. En los niños, las células de la piel se renuevan más rápidamente, por lo que las células muertas se desprenden con mayor frecuencia y son menos notorias.