¿Qué es el trastorno postural?

El trastorno de la postura se refiere a una condición en la que la alineación del cuerpo no es ideal, lo que genera tensión en los músculos, articulaciones y ligamentos. Puede causar malestar, dolor y problemas musculoesqueléticos potencialmente a largo plazo. Ejemplos comunes de trastornos de la postura incluyen:

1. Cifosis:Curvatura excesiva de la columna en la parte superior de la espalda, que produce una apariencia jorobada.

2. Lordosis:aumento de la curvatura hacia adentro de la parte baja de la espalda, lo que a menudo hace que las nalgas sobresalgan.

3. Escoliosis:Una curvatura lateral de la columna que puede ocurrir en cualquier región.

4. Hombros redondeados:Una curvatura de los hombros hacia adelante, frecuentemente asociada con el trabajo de escritorio prolongado.

5. Postura de la cabeza hacia adelante:Una posición excesivamente hacia adelante de la cabeza en relación con los hombros.

6. Espalda plana:una curvatura hacia adentro disminuida en la parte baja de la espalda, lo que da como resultado una apariencia más plana.

7. Inclinación pélvica:Inclinación anterior o posterior de la pelvis, que afecta la alineación de la columna y las extremidades inferiores.

8. Discrepancia en la longitud de las piernas:una diferencia en la longitud de las piernas, que provoca una marcha desigual y una postura alterada.

Los trastornos de la postura pueden surgir debido a diversos factores, como malos hábitos posturales, músculos centrales débiles, movimientos repetitivos, exigencias ocupacionales, lesiones o afecciones médicas subyacentes. Pueden afectar a personas de todos los grupos de edad y pueden presentarse con síntomas que van desde molestias leves hasta dolor crónico y limitaciones funcionales.

El diagnóstico generalmente implica un examen físico, la observación de la postura del individuo y, a veces, estudios de imágenes para evaluar el alcance del trastorno. El tratamiento puede incluir ejercicios de corrección de la postura, fisioterapia, modificaciones ergonómicas, manejo del dolor y, en casos graves, intervención quirúrgica.

Mantener una postura adecuada es esencial para el bienestar general. Practicar buenos hábitos posturales, fortalecer los músculos centrales y estabilizadores y abordar cualquier afección médica subyacente que contribuya a los trastornos de la postura puede ayudar a prevenir o controlar estas afecciones. El ejercicio y el movimiento regulares, junto con consideraciones ergonómicas en las actividades diarias, son estrategias importantes para promover una buena postura y minimizar el riesgo de problemas relacionados con la postura.