Es común experimentar fluctuaciones de temperatura, incluidos cambios de temperatura, escalofríos y fiebre, cuando se padece un virus. Las infecciones virales a menudo desencadenan la respuesta inmune del cuerpo, que puede provocar cambios en la temperatura corporal como parte de los mecanismos de defensa naturales. Sin embargo, el patrón específico y la gravedad de los cambios de temperatura pueden variar mucho de persona a persona y dependen del tipo de virus y de factores individuales. Si le preocupan los cambios de temperatura, es recomendable consultar con un profesional de la salud para una evaluación y orientación adecuadas.