No hay evidencia que sugiera que la cantidad de lesiones en la cabeza aumentó después de la introducción de los cascos en la Primera Guerra Mundial. De hecho, los cascos se introdujeron específicamente para reducir la cantidad de lesiones en la cabeza sufridas por los soldados en combate. Los cascos brindaban protección contra metralla, balas y otros objetos que podían causar lesiones graves en la cabeza.