Los dientes que se utilizan para moler los alimentos se llaman molares. Los molares son los dientes posteriores permanentes que los humanos desarrollan durante la adolescencia y la edad adulta. Son más grandes y más poderosos que los otros tipos de dientes, y tienen superficies anchas y planas llamadas superficies oclusales que están cubiertas por crestas llamadas cúspides. Estas cúspides ayudan a moler y descomponer los alimentos en partículas más pequeñas, lo que los hace más fáciles de tragar y digerir.