Las vitaminas antioxidantes no estabilizan los radicales libres. En lugar de eso, donan un electrón al radical libre, convirtiéndolo en una molécula más estable que plantea menos daño celular. Las diferentes vitaminas antioxidantes tienen diferentes características químicas que les permiten lograrlo. Por ejemplo, la vitamina C donará un electrón de su hidroxilo (-OH) y en el proceso su doble enlace se transformará en un enlace simple. La vitamina A y la vitamina E, que son tocoferoles, funcionan de manera similar, donando un electrón de su grupo hidroxilo y cambiando un enlace doble a un enlace simple. Donan múltiples electrones a medida que sus múltiples dobles enlaces se transforman en enlaces simples.