¿Por qué una madre que amamanta no tiene éxito al intentar perder peso?

No es exacto suponer que una madre que amamanta no puede perder peso. Si bien es cierto que la lactancia materna puede demandar más energía y aumentar las necesidades calóricas, no impide que la madre pierda peso. Aquí hay algunas razones por las que una madre que amamanta podría no perder peso a pesar de intentarlo:

Ingesta calórica :Si la madre que amamanta consume más calorías de las que su cuerpo necesita, puede provocar un aumento de peso. Para perder peso de manera efectiva, es importante asegurar un déficit calórico moderado, pero no demasiado restrictivo, ya que eso podría afectar el suministro de leche.

Cambios hormonales :La lactancia materna puede provocar cambios hormonales, incluidos niveles elevados de prolactina, que pueden influir en el metabolismo y las señales de hambre. Estos cambios hormonales pueden afectar los esfuerzos de pérdida de peso.

Estrés y sueño :Las madres que amamantan a menudo enfrentan estrés y falta de sueño, lo que puede afectar la salud general y los esfuerzos por perder peso. El estrés puede elevar los niveles de cortisol, lo que puede promover el aumento de peso. La falta de sueño también puede afectar la regulación del apetito.

Tiempo :La pérdida de peso después del embarazo y durante la lactancia puede variar de persona a persona. Puede que el cuerpo de la madre tarde algún tiempo en adaptarse y empezar a perder peso. La paciencia y las expectativas realistas son importantes.

Composición de la leche materna :La composición de la leche materna cambia durante el período de lactancia. Por ejemplo, al principio contiene más grasa, lo que puede provocar un aumento de peso si se consume en exceso.

Para promover una pérdida de peso saludable durante la lactancia, es recomendable consultar con un proveedor de atención médica o un dietista registrado que se especialice en nutrición durante la lactancia. Pueden brindar orientación sobre la ingesta de calorías, la dieta y los ajustes en el estilo de vida que sean seguros y adecuados tanto para la madre como para el lactante.