Generalmente se recomienda que los adolescentes sexualmente activos consulten a un médico al menos una vez al año. Esto es para garantizar que estén sanos y libres de infecciones de transmisión sexual (ITS) y para discutir cualquier pregunta o inquietud que puedan tener sobre la salud sexual. Es posible que algunos adolescentes necesiten consultar a un médico con más frecuencia, como aquellos que tienen un mayor riesgo de contraer ITS o aquellos que tienen antecedentes de abuso sexual.