Por lo general, una mujer que se ha sometido a una cesárea permanecerá en el hospital durante 2 o 3 días después del procedimiento, según su condición y las recomendaciones de su médico. Durante este tiempo, se controlará a la madre para detectar cualquier signo de complicaciones como infección, sangrado excesivo o coágulos de sangre. También le enseñarán cómo cuidar su incisión y cómo manejar a su bebé. En algunos casos, una mujer puede regresar a casa antes si tiene un riesgo bajo de complicaciones y se está recuperando bien. Sin embargo, aún deberá seguir las instrucciones de su médico y asistir a citas de seguimiento para asegurarse de que se esté recuperando adecuadamente.