Sí, un amante puede ser beneficiario en un seguro de vida, siempre y cuando el tomador del seguro lo nombre explícitamente como tal. No es raro que las personas elijan a alguien que no sea su cónyuge legal o parientes consanguíneos como beneficiario del seguro. El proceso de designación de un beneficiario implica completar los formularios necesarios proporcionados por la compañía de seguros y garantizar que cualquier cambio esté documentado con precisión y sea legalmente permitido. Al cumplimentar estos formularios, el tomador del seguro tiene autonomía para designar a cualquier persona que desee, independientemente de sus vínculos familiares, siempre que cumpla con los criterios de la póliza.
Sin embargo, es fundamental estar consciente de las posibles complicaciones legales o prácticas que puedan surgir al elegir a una persona no relacionada como beneficiario. Se deben considerar cuidadosamente factores como las leyes estatales, las relaciones preexistentes, la dinámica familiar y los intereses financieros. Dependiendo de las circunstancias, puede ser beneficioso consultar con profesionales legales o financieros para obtener orientación personalizada al tomar estas decisiones.