¿Cuáles son los signos o síntomas tardíos del shock?

Los signos y síntomas tardíos del shock indican una situación crítica y potencialmente mortal en la que es esencial una intervención médica inmediata. Estos signos ocurren cuando los mecanismos compensatorios del cuerpo están abrumados o agotados.

1. Disminución del nivel de conciencia: La persona puede sufrir somnolencia, confusión o incluso perder el conocimiento por completo.

2. Pulso rápido y débil: La frecuencia cardíaca puede aumentar significativamente (taquicardia), pero volverse filiforme y difícil de sentir.

3. Respiración superficial e irregular: Las respiraciones pueden volverse superficiales, rápidas (taquipnea) o irregulares, con posible dificultad para respirar.

4. Oliguria o Anuria: La producción de orina disminuye significativamente o se detiene por completo debido a la reducción del flujo sanguíneo a los riñones.

5. Piel fría y húmeda: La piel se vuelve pálida, fría y húmeda debido a una circulación sanguínea inadecuada en las extremidades.

6. Cianosis: Una coloración azulada de la piel y las membranas mucosas debido a un suministro insuficiente de oxígeno a los tejidos.

7. Estado mental alterado: La persona puede presentar confusión, agitación, inquietud o delirio como resultado de la reducción del flujo sanguíneo al cerebro.

8. Hipotensión: Presión arterial extremadamente baja que puede no responder a los vasopresores (medicamentos que elevan la presión arterial).

9. Pérdida de pulsos periféricos: Los pulsos en las extremidades pueden debilitarse o desaparecer, lo que indica un compromiso circulatorio grave.

10. Desequilibrios ácido-base: La acidosis metabólica puede desarrollarse debido a una alteración de la perfusión tisular y del metabolismo anaeróbico.

11. Coagulopatía: Los mecanismos de coagulación de la sangre se alteran, lo que provoca una mayor tendencia al sangrado y una mala cicatrización de las heridas.

12. Fallo multiorgánico: El shock puede provocar la falla de múltiples sistemas orgánicos, incluidos el corazón, los pulmones, los riñones y el hígado, lo que lleva a una afección potencialmente mortal.

Es fundamental que los profesionales de la salud reconozcan estos signos y síntomas tardíos de shock e inicien intervenciones oportunas para restablecer el flujo sanguíneo adecuado y estabilizar la condición de la persona. El tratamiento generalmente implica reanimación con líquidos, medicamentos vasopresores, oxigenoterapia y tratamiento de la causa subyacente del shock.