¿Cómo afecta fumar a la capacidad de los pulmones para hacer su trabajo?

El tabaquismo afecta en gran medida a los pulmones y a su capacidad para realizar su función esencial de intercambio de gases. Así es como fumar afecta la función pulmonar:

1. Parálisis de los cilios: Las vías respiratorias de los pulmones están revestidas por pequeñas estructuras parecidas a pelos llamadas cilios. Estos cilios ayudan a mover la mucosidad y atrapar partículas de polvo y otras sustancias inhaladas. Fumar paraliza estos cilios, lo que dificulta que el cuerpo elimine la mucosidad y las sustancias nocivas de los pulmones.

2. Inflamación y engrosamiento de las paredes de las vías respiratorias: Fumar provoca inflamación e hinchazón de las vías respiratorias. Este estrechamiento de las vías respiratorias (constricción bronquial) restringe el flujo de aire y dificulta la respiración.

3. Aumento de la producción de moco: Fumar estimula la producción excesiva de moco, lo que obstruye aún más las vías respiratorias y provoca problemas respiratorios.

4. Degradación del tejido pulmonar: Fumar daña el delicado tejido pulmonar, incluidos los pequeños sacos de aire llamados alvéolos. Este daño conduce a una afección llamada enfisema, donde los alvéolos se agrandan y son menos eficientes en el intercambio de gases.

5. Deterioro de la absorción de oxígeno: A medida que fumar daña las vías respiratorias y los alvéolos, los pulmones se vuelven menos eficientes para absorber oxígeno del aire inhalado. Esto puede provocar falta de oxígeno y dificultad para respirar.

6. Estrés oxidativo: Fumar introduce una alta concentración de radicales libres en los pulmones. Estas moléculas inestables pueden dañar el tejido pulmonar y contribuir a la inflamación crónica.

7. Fibrosis: En casos graves, fumar puede provocar fibrosis, donde el tejido pulmonar se cicatriza y se engrosa. Esto puede afectar gravemente la función pulmonar y dificultar enormemente la respiración.

Además de estos efectos directos sobre los pulmones, fumar también tiene efectos sistémicos que pueden afectar la función pulmonar. Por ejemplo, fumar aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y puede empeorar los efectos de afecciones como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma.

Dejar de fumar puede revertir parte del daño causado a los pulmones, mejorar la función pulmonar y la salud en general. Sin embargo, el grado de recuperación depende de la duración y la intensidad del tabaquismo, así como de la salud y la genética general del individuo.