El sangrado de implantación puede ocurrir en cualquier momento entre 6 y 12 días después de la concepción, pero generalmente ocurre entre 10 y 11 días. Se cree que es causada por pequeños vasos sanguíneos en el revestimiento del útero que se rompen cuando el óvulo fertilizado se implanta en la pared uterina. El sangrado de implantación suele ser un ligero manchado o sangrado que dura unas horas o días. No es tan abundante como un período menstrual normal, pero aun así puede ser una señal de que se ha producido la implantación.