Si bien el uso de ropa interior puede proporcionar cierta barrera de protección, no garantiza una protección completa contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Las ETS se pueden transmitir por contacto directo con fluidos corporales infectados, como semen, fluidos vaginales o sangre, durante relaciones sexuales sin protección. Incluso con ropa interior puesta, todavía existe el riesgo de contacto piel con piel y posible exposición a fluidos infectados.
Para reducir eficazmente el riesgo de transmisión de ETS, es fundamental practicar métodos sexuales más seguros, como usar condones, evitar las relaciones sexuales sin protección y hacerse pruebas periódicas de ETS. Depender únicamente de la ropa interior como protección puede no ser suficiente para prevenir la transmisión de todas las ETS.