Efectos de la natación en el sistema cardiovascular

La natación es una forma de ejercicio aeróbico que ayuda a mejorar la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, se ha descubierto que la natación es especialmente efectiva cuando se trata de promover mejoras en el sistema cardiovascular. De hecho, nadar regularmente puede mejorar la contractilidad del corazón, disminuir la presión arterial, disminuir el ritmo cardíaco y mejorar la eficiencia pulmonar. Para lograr estos resultados, los nadadores deben aspirar a hacer 150 minutos de ejercicio por semana.

Contractilidad del corazón mejorada

Como lo sugiere el nombre, la contractilidad del corazón se refiere a la capacidad del músculo cardíaco para apretar y relajarse, por lo tanto bombeo de sangre y oxígeno del corazón a otras partes del cuerpo. A medida que mejora la contractilidad del corazón, aumenta el suministro de sangre y oxígeno, lo que facilita la realización de las tareas diarias. El American Council on Exercise informa que, al igual que con otras formas de ejercicio aeróbico, la natación es altamente beneficiosa para mejorar la contractilidad del corazón. Dado que la natación es un ejercicio sin carga, las personas con problemas articulares pueden tolerar formas de actividad basadas en agua de mayor intensidad y pueden promover mayores mejoras en la contractilidad.

Disminución de la presión arterial

Cuando el el cuerpo se encuentra en una posición perpendicular, como al caminar, caminar o andar en bicicleta, el corazón debe trabajar arduamente para bombear sangre y oxígeno hacia y desde las extremidades inferiores. Este aumento de la demanda en el corazón conduce a picos en la presión arterial, algunos de los cuales pueden ser preocupantes. El Colegio Americano de Medicina Deportiva afirma que la natación es un ejercicio efectivo, ya que hace hincapié en el sistema cardiovascular sin causar aumentos importantes en la presión arterial. Dado que el cuerpo está en posición horizontal durante un baño, el corazón no tiene que trabajar tan duro, lo que ayuda a mantener la presión arterial controlada.

Ritmo cardíaco disminuido

Como con otras formas de ejercicio aeróbico , la natación puede ser una forma efectiva de disminuir la frecuencia cardíaca en reposo. Una frecuencia cardíaca baja en reposo generalmente se correlaciona con un menor trabajo en el músculo cardíaco, que puede ser eficaz en la prevención de ciertos tipos de enfermedades cardíacas. La natación no solo produce una disminución de la frecuencia cardíaca en reposo, sino que también puede provocar una disminución de la frecuencia cardíaca durante el ejercicio. El American Council on Exercise dice que estas caídas en la frecuencia cardíaca relacionada con la actividad pueden permitir que el cuerpo realice niveles de trabajo aún mayores, con menos estrés en el músculo cardíaco.

Aumento de la eficiencia pulmonar

Los pulmones - - otro componente del sistema cardiovascular - también puede beneficiarse significativamente de participar en una rutina regular de natación. De hecho, la natación ayuda a aumentar el tamaño y la eficiencia del diafragma, lo que lleva a mejoras en la respiración. Además, se ha encontrado que la natación conduce a aumentos en el número de capilares, que son cruciales en el suministro de oxígeno al torrente sanguíneo. Cuando se combinan, todas estas mejoras se correlacionan para mejorar la absorción, distribución y utilización de oxígeno por parte del cuerpo.