Dieta para el linfoma no Hodgkins

Los alimentos que consume proporcionan nutrientes esenciales a su cuerpo para obtener energía. Cuando el cáncer invade el cuerpo, los alimentos sirven como alimento para ayudarlo a combatir la enfermedad. Ciertos alimentos, como la carne grasa, también pueden contribuir a aumentar el riesgo de cáncer, especialmente en el caso de linfoma no Hodgkin, según el Instituto Nacional del Cáncer. Los cambios en los hábitos alimenticios pueden ser necesarios para optimizar su lucha contra el linfoma antes, durante y después del tratamiento.

Linfoma no Hodgkin y sistema inmunitario

El sistema linfático, parte de su sistema inmunológico, produce, almacena y Transporta glóbulos blancos que combaten infecciones y enfermedades. El linfoma no Hodgkin se debe a la formación de células malignas en el sistema linfático, y la presencia de este cáncer debilita su sistema inmunológico. Ninguna causa específica está relacionada con el desarrollo del linfoma no Hodgkin, pero su riesgo aumenta con la enfermedad autoinmune existente, la exposición a toxinas como pesticidas y trastornos hereditarios del sistema inmunológico. Dependiendo de su etapa de cáncer, el tratamiento puede incluir radiación o quimioterapia, terapia dirigida para atacar a las células cancerosas con medicamentos o infusión de anticuerpos, trasplante de células madre y espera vigilante con cambios en la dieta o hábitos de estilo de vida. p> Su médico puede recomendarle hábitos dietéticos más saludables para ayudarlo a combatir el linfoma. Los cambios generales incluyen: aumentar el consumo de frutas y verduras cada día a cinco o más porciones; reemplazar granos procesados ​​o refinados con granos enteros como pan de trigo, cereal de salvado o arroz integral; y evitar las carnes grasas procesadas como la carne de res, cerdo y pollo frito. El consumo de varias comidas pequeñas al día ayuda a prevenir la desnutrición, lo que puede comprometer aún más el sistema inmunológico. Consulte a su equipo de atención médica para obtener recomendaciones dietéticas específicas.

Dieta neutropénica

Durante el tratamiento, es posible que deba seguir una dieta específica para estimular su sistema inmunológico y prevenir la contracción de infecciones bacterianas o virales. Una dieta neutropénica protege su sistema inmunológico de microorganismos dañinos en alimentos y bebidas. Su médico puede recomendar este tipo de dieta después de la quimioterapia o el trasplante de células madre. La dieta neutropénica evita todos los productos frescos, carnes crudas o raras, pescado y huevos, productos lácteos no pasteurizados o productos lácteos que contienen probióticos. Los alimentos a elegir incluyen panes sin nueces, arroz y pasta cocidos, queso y leche pasteurizados, productos enlatados y variedades de carne bien hechas. Una dieta neutropénica es a corto plazo y no debe seguirse sin la supervisión de un médico.

Alimentos para combatir el cáncer

Si puede seguir una dieta saludable básica, agregue frutas, verduras y granos que combatan el cáncer a Comidas diarias o meriendas. Según el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, los alimentos que combaten el cáncer estimulan su sistema inmunológico y pueden prevenir la propagación de tumores. Elija varias porciones semanales de una variedad de verduras crucíferas, incluyendo brócoli, verduras, coliflor y repollo. Prepare ensaladas mixtas con tomates, lechugas de hoja verde, zanahorias, pepinos y pimientos rojos. Coma frutas como manzanas, albaricoques, melón o cítricos como bocadillos entre las comidas. Agregue un lado de arroz integral, pasta de trigo o harina de avena a sus platos principales.

Prevención

Aunque se desconoce la causa exacta del linfoma no Hodgkin, puede reducir su riesgo con cambios en su dieta. Según un estudio de casos controlados de 2004 publicado en el "American Journal of Epidemiology", consumir una dieta rica en proteínas animales y grasas saturadas aumenta significativamente el riesgo de linfoma no Hodgkin. Sin embargo, una dieta alta en productos y fibra reduce el riesgo de esta forma de cáncer. El estudio se realizó en mujeres estadounidenses entre las edades de 21 a 84 años desde 1995 hasta 2001. Las investigaciones continúan a partir de 2011 para replicar aún más los resultados de los estudios en hombres y poblaciones diversas.