¿Qué pasa si el recto está dañado?
- Sangrado rectal. Este es el síntoma más común de daño rectal. El sangrado puede ser leve o abundante y puede ir acompañado de dolor.
- Dificultad para defecar. El daño rectal puede estrechar o bloquear el paso de las heces, lo que dificulta su evacuación. Esto puede provocar estreñimiento y esfuerzo, lo que puede irritar y dañar aún más el recto.
- Incontinencia. El daño rectal también puede provocar incontinencia, que es la incapacidad de controlar el paso de las heces. Esta puede ser una condición muy embarazosa y socialmente aislante.
- Infección. El daño rectal también puede provocar una infección. Esta puede ser una afección grave, especialmente en personas que tienen un sistema inmunológico debilitado.
- Fístulas. El daño rectal también puede provocar fístulas, que son conexiones anormales entre el recto y otros órganos, como la vagina o la piel. Las fístulas pueden causar dolor, infección y otras complicaciones.
- Estenosis. El daño rectal también puede provocar estenosis, que son estrechamientos del recto. Las estenosis pueden dificultar la evacuación de heces y también pueden provocar otras complicaciones, como dolor, sangrado e infección.
El tratamiento del daño rectal depende de la gravedad del daño y de la causa subyacente. Las opciones de tratamiento pueden incluir:
- Medicación. Se pueden usar medicamentos para aliviar el dolor, reducir la inflamación y prevenir infecciones.
- Cirugía. Puede ser necesaria una cirugía para reparar el daño rectal, eliminar estenosis o crear una nueva abertura para el paso de las heces.
- Cambios de estilo de vida. Los cambios en el estilo de vida, como llevar una dieta saludable y hacer ejercicio con regularidad, pueden ayudar a mejorar los síntomas y reducir el riesgo de daños mayores.
El daño rectal puede ser una afección grave, pero a menudo es tratable. Si experimenta alguno de los síntomas de daño rectal, es importante que consulte a un médico de inmediato.