¿Qué es la terapia trombolítica?
La terapia trombolítica se usa principalmente para tratar el accidente cerebrovascular isquémico agudo, una afección en la que un coágulo de sangre bloquea una arteria en el cerebro, lo que provoca una interrupción del suministro de sangre y un posible daño cerebral. También se puede utilizar para tratar ataques cardíacos causados por coágulos de sangre en las arterias coronarias, trombosis venosa profunda (TVP) y embolia pulmonar (EP).
Los agentes trombolíticos más utilizados incluyen:
1. Activador tisular del plasminógeno (tPA):el tPA es el agente trombolítico más utilizado. Funciona convirtiendo el plasminógeno, una proteína inactiva presente en la sangre, en plasmina, que es una enzima activa que descompone la fibrina.
2. Uroquinasa:la uroquinasa es otro agente trombolítico que se deriva de las células del riñón humano. Actúa activando directamente el plasminógeno para formar plasmina.
3. Estreptoquinasa:la estreptoquinasa es un agente trombolítico derivado de bacterias. Funciona activando una cascada de reacciones que finalmente conducen a la conversión de plasminógeno en plasmina.
La terapia trombolítica generalmente se administra por vía intravenosa (IV) directamente en el torrente sanguíneo. Una vez infundido, el agente trombolítico circula por todo el cuerpo y llega al lugar del coágulo. El tiempo necesario para que el coágulo se disuelva puede variar de minutos a horas.
Sin embargo, es importante señalar que la terapia trombolítica no está exenta de riesgos. Puede provocar complicaciones graves, como hemorragia, especialmente en el cerebro, y un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral. Por lo tanto, es crucial que la terapia trombolítica se administre bajo cuidadosa supervisión médica y sólo cuando los beneficios potenciales superen los riesgos.