Las articulaciones fijas no son en realidad articulaciones en el sentido de permitir el movimiento. Se llaman articulaciones porque conectan dos o más huesos entre sí, tal como lo hacen otras articulaciones. Sin embargo, en lugar de permitir el movimiento, las articulaciones fijas brindan estabilidad y soporte. Se mantienen unidos por tejido conectivo fuerte, como ligamentos y tendones, y no tienen cavidad articular ni líquido sinovial como las articulaciones sinoviales. Ejemplos de articulaciones fijas incluyen las articulaciones entre los huesos del cráneo y los dientes y la mandíbula.