¿Cuál es el cambio físico en los alimentos cuando ingresan al esófago?

Peristálsis: A medida que los alimentos ingresan al esófago, éste sufre una serie de contracciones musculares involuntarias conocidas como peristalsis. Estas ondas de contracciones musculares impulsan el bolo de comida hacia el estómago sin que se produzca masticación ni descomposición física adicional dentro del esófago.

La peristalsis implica el movimiento coordinado de los músculos lisos dispuestos en capas circulares y longitudinales dentro de las paredes del esófago. Los músculos circulares se contraen detrás del bolo alimenticio, creando una zona de alta presión que empuja la comida hacia adelante. Al mismo tiempo, los músculos longitudinales se relajan para crear una zona de baja presión delante de la comida, lo que le permite moverse con facilidad.

Sin averías químicas o mecánicas: A diferencia de la cavidad bucal, que participa en la descomposición física de los alimentos mediante la masticación, y del estómago, que inicia la digestión química, el esófago sirve principalmente como conducto muscular. No se producen enzimas digestivas ni otras sustancias químicas en el esófago que alteren la composición de los alimentos. Por lo tanto, los alimentos no sufren ningún cambio químico o mecánico significativo a medida que transitan por el esófago.

Una vez que el bolo de comida llega al esfínter esofágico inferior (EEI), un músculo en forma de anillo en la unión del esófago y el estómago, se relaja para permitir que la comida pase al estómago. Luego, el EEI se contrae nuevamente para evitar el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago, manteniendo el movimiento unidireccional de los alimentos a través del tracto digestivo.