¿Por qué el alcohol es una mala elección como anestésico?

Si bien el alcohol puede provocar somnolencia, generalmente no se considera un anestésico seguro o eficaz cuando se usa solo por varias razones:

1. Amplia gama de efectos:el alcohol tiene una amplia gama de efectos sobre el sistema nervioso central, lo que dificulta el control del nivel de anestesia. En dosis bajas, puede causar euforia y reducción de las inhibiciones, mientras que dosis más altas pueden provocar problemas de juicio, dificultad para hablar, confusión e incluso depresión respiratoria.

2. Profundidad anestésica poco confiable:Los efectos anestésicos del alcohol pueden variar mucho de persona a persona y están influenciados por factores como el peso corporal, el sexo, la edad y las condiciones médicas coexistentes. Esto hace que sea un desafío lograr un nivel de anestesia consistente y confiable.

3. Efectos secundarios:el alcohol puede provocar una variedad de efectos secundarios, que incluyen náuseas, vómitos, hipotensión y depresión respiratoria. Estos efectos pueden ser particularmente peligrosos durante procedimientos quirúrgicos o tratamientos médicos.

4. Duración limitada del efecto:Los efectos anestésicos del alcohol suelen ser de corta duración y duran sólo unas pocas horas. Esto lo hace inadecuado para procedimientos quirúrgicos prolongados o procedimientos que requieren un estado anestésico estable.

5. Deterioro de la función cognitiva y física:el alcohol afecta las funciones cognitivas y físicas, incluida la coordinación, el tiempo de reacción y la memoria. Esto puede interferir con la capacidad del cirujano para realizar el procedimiento de forma segura y eficaz.

Debido a estas limitaciones, las prácticas modernas de anestesia dependen de medicamentos más seguros y eficaces conocidos como anestésicos generales, que proporcionan inconsciencia controlada y reversible y alivio del dolor durante los procedimientos quirúrgicos.