¿Qué es la retinopatía hipertensiva?

La retinopatía hipertensiva es una afección que afecta la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo, debido a la presión arterial alta o hipertensión. Ocurre cuando los pequeños vasos sanguíneos de la retina se dañan como resultado de una presión arterial elevada persistentemente.

La retinopatía hipertensiva se clasifica en varias etapas según la gravedad de los cambios retinianos observados durante un examen ocular. Estas son las principales etapas de la retinopatía hipertensiva:

1. Grado 1 (Leve):

- Estrechamiento o constricción de pequeños vasos sanguíneos retinianos, conocido como estrechamiento arteriolar retiniano.

- Ligeros cambios en la apariencia del disco óptico (la parte de la retina por donde el nervio óptico entra al ojo).

2. Grado 2 (Moderado):

- Estrechamiento arteriolar más pronunciado.

- Los cambios en el disco óptico se vuelven más evidentes.

- Posible presencia de manchas algodonosas (pequeñas zonas blancas y esponjosas en la retina) y microaneurismas (dilataciones saculares diminutas de pequeños vasos sanguíneos).

3. Grado 3 (grave):

- Estrechamiento arteriolar significativo.

- Hinchazón o edema del disco óptico.

- Mayor número de manchas algodonosas y microaneurismas.

- Hemorragias retinianas (sangrado en la retina).

- Exudados duros (depósitos amarillentos de material graso).

4. Grado 4 (Maligno):

- Estrechamiento arteriolar severo, con algunos vasos que parecen casi filiformes.

- Inflamación extensa del disco óptico.

- Numerosas manchas algodonosas, microaneurismas, hemorragias retinianas y exudados duros.

- Edema macular (hinchazón de la parte central de la retina responsable de la visión aguda).

La gravedad de la retinopatía hipertensiva a menudo se correlaciona con el grado de elevación de la presión arterial y la duración de la hipertensión. A medida que la afección progresa, puede provocar problemas de visión y, en casos graves, puede ser un signo de hipertensión grave e incontrolada que requiere atención médica inmediata.

Los exámenes oculares periódicos, especialmente en personas con antecedentes de hipertensión, son cruciales para detectar y controlar cualquier signo de retinopatía hipertensiva. Esto permite la intervención temprana y el manejo de la hipertensión para prevenir complicaciones más graves y preservar la visión.