Sí, puedes hacer ejercicio después de la fiebre glandular, pero es necesario tomar ciertas precauciones. Es importante esperar hasta que se haya recuperado por completo de la infección, ya que hacer ejercicio demasiado pronto puede provocar fatiga, dolor muscular y otros síntomas. Una vez que te sientas mejor, puedes comenzar lentamente y aumentar gradualmente la intensidad y duración de tus entrenamientos. Es una buena idea hablar primero con su médico antes de comenzar a hacer ejercicio después de la fiebre glandular, ya que él puede aconsejarle sobre el mejor enfoque.