¿Puede el efecto depresor del alcohol interferir con la conducción del impulso eléctrico del latido del corazón?

Sí, el efecto depresor del alcohol puede interferir con la conducción de los impulsos eléctricos en los latidos del corazón.

- Efecto directo sobre las células cardíacas: El alcohol puede deprimir directamente la excitabilidad de las células del músculo cardíaco, reduciendo su capacidad para generar y conducir impulsos eléctricos.

- Conducción alterada a través de vías especializadas: El alcohol puede afectar las vías de conducción especializadas del corazón, como el nódulo auriculoventricular (AV) y el haz de His, que son responsables de coordinar la sincronización de los impulsos eléctricos entre las cámaras del corazón. El alcohol puede ralentizar o bloquear la conducción de los impulsos a través de estas vías, lo que provoca ritmos cardíacos irregulares.

- Desregulación del sistema nervioso autónomo: El alcohol puede interferir con el equilibrio normal del sistema nervioso autónomo, que regula la frecuencia y el ritmo cardíacos. El alcohol puede estimular el sistema nervioso parasimpático, lo que provoca una disminución de la frecuencia cardíaca y una alteración de la conducción, al mismo tiempo que suprime el sistema nervioso simpático, lo que puede contribuir a mayores alteraciones en la conducción de los impulsos eléctricos.

- Desequilibrios electrolíticos: El consumo de alcohol puede provocar desequilibrios electrolíticos, incluida hipopotasemia (niveles bajos de potasio) e hipomagnesemia (niveles bajos de magnesio). Estas alteraciones de los electrolitos pueden afectar aún más las propiedades eléctricas de las células cardíacas y las vías de conducción, aumentando el riesgo de arritmias.