¿Cómo pasa la sangre por los capilares?

Los capilares son los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo y desempeñan un papel vital en el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre la sangre y los tejidos. Las paredes de los capilares son muy delgadas y permiten que el oxígeno y el dióxido de carbono se difundan fácilmente a través de ellas.

La sangre ingresa a los capilares desde las arteriolas, que son las arterias pequeñas que se ramifican de las arterias más grandes. La presión sanguínea en las arteriolas es mayor que la presión sanguínea en los capilares, por lo que la sangre es forzada a través de los capilares.

A medida que la sangre fluye a través de los capilares, el oxígeno se difunde desde la sangre hacia los tejidos y el dióxido de carbono se difunde desde los tejidos hacia la sangre. El oxígeno lo transporta la hemoglobina de los glóbulos rojos, mientras que el dióxido de carbono lo transporta el plasma de la sangre.

Una vez que la sangre ha pasado por los capilares, ingresa a las vénulas, que son las pequeñas venas que se ramifican de los capilares. La presión sanguínea en las vénulas es menor que la presión sanguínea en los capilares, por lo que la sangre fluye lentamente a través de las vénulas.

Las vénulas eventualmente se fusionan para formar venas más grandes, que llevan la sangre de regreso al corazón.

El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre la sangre y los tejidos es esencial para la vida. Los capilares desempeñan un papel vital en este intercambio y son esenciales para mantener la homeostasis en el cuerpo.