¿Qué es la inmunidad innata?
Componentes de la inmunidad innata:
1. Barreras físicas:
- Piel:La piel actúa como una barrera física que impide que los patógenos entren al cuerpo.
- Membranas mucosas:Las membranas mucosas recubren los tractos respiratorio, digestivo y urogenital y secretan moco que atrapa y elimina los patógenos.
- Saliva, ácido estomacal y lágrimas:estos fluidos contienen sustancias antimicrobianas que pueden matar o inhibir el crecimiento de patógenos.
2. Barreras químicas:
- Sustancias antimicrobianas:ciertas células, como los neutrófilos y los macrófagos, producen especies reactivas de oxígeno (ROS), óxido nítrico (NO) y péptidos antimicrobianos que pueden matar directamente a los patógenos.
3. Barreras celulares:
- Fagocitos:estas células, que incluyen neutrófilos, macrófagos y células dendríticas, engullen y destruyen partículas extrañas, incluidos los patógenos.
- Células asesinas naturales (NK):las células NK reconocen y matan células anormales o infectadas por virus.
- Citoquinas:Estas pequeñas proteínas son liberadas por las células inmunes y actúan como señales químicas que coordinan la respuesta inmune.
Activación de la inmunidad innata:
La inmunidad innata se activa cuando los receptores de reconocimiento de patrones (PRR) de las células inmunitarias reconocen patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP) en la superficie de los patógenos. Este reconocimiento desencadena una serie de cascadas de señalización que conducen a la activación de células inmunes y la producción de mediadores inflamatorios.
La respuesta inflamatoria es una característica clave de la inmunidad innata. Implica la liberación de citocinas y otros mediadores inflamatorios que provocan un aumento del flujo sanguíneo, la permeabilidad vascular y el reclutamiento de células inmunitarias en el sitio de la infección. Esta respuesta ayuda a limitar la propagación de patógenos, promover la reparación de tejidos y facilitar la respuesta inmune adaptativa.
En resumen, la inmunidad innata es una parte vital de la defensa del cuerpo contra las infecciones. Proporciona una respuesta rápida e inespecífica a los patógenos y ayuda a limitar la propagación de infecciones y promover la curación.