¿Cuál es la razón por la cual hay hipoperfusión en la insuficiencia renal aguda?
1. Disminución del gasto cardíaco:
- La IRA puede deberse a afecciones que provocan una caída repentina del gasto cardíaco, como insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio o sepsis grave. Cuando la capacidad de bombeo del corazón se ve comprometida, no puede hacer circular la sangre de manera efectiva hacia los riñones, lo que provoca hipoperfusión.
2. Vasoconstricción:
- La IRA puede desencadenar la liberación de vasoconstrictores, como la endotelina y la angiotensina II, que provocan el estrechamiento de los vasos sanguíneos renales. Esta vasoconstricción reduce el flujo sanguíneo a los riñones, perjudicando su función.
3. Pérdida de líquidos e hipovolemia:
- La deshidratación grave, el sangrado excesivo o la pérdida de líquidos del tracto gastrointestinal pueden provocar hipovolemia (disminución del volumen sanguíneo). Como resultado, no hay suficiente sangre para mantener una perfusión renal adecuada.
4. Isquemia:
- Cuando el flujo sanguíneo a los riñones se reduce o bloquea gravemente, puede provocar isquemia (falta de oxígeno y nutrientes a los tejidos). La isquemia puede dañar los túbulos renales y afectar su capacidad para filtrar productos de desecho.
5. Sepsis e inflamación:
- La sepsis, una respuesta inflamatoria sistémica a la infección, puede causar vasodilatación e hipotensión generalizadas, lo que lleva a IRA. Además, los mediadores inflamatorios liberados durante la sepsis pueden dañar directamente los riñones.
6. Medicamentos y toxinas:
- Ciertos medicamentos (p. ej., aminoglucósidos, antiinflamatorios no esteroides y agentes de contraste) y toxinas (metales pesados, contaminantes ambientales) pueden causar daño directo a las células renales, provocando necrosis tubular e hipoperfusión.
7. Obstrucción:
- La obstrucción de las arterias o venas renales, como la causada por coágulos sanguíneos, tumores o cálculos renales, puede alterar el flujo sanguíneo a los riñones y provocar hipoperfusión.
La hipoperfusión en la IRA puede provocar una rápida disminución de la función renal, acumulación de productos de desecho, sobrecarga de líquidos, desequilibrios electrolíticos y, en última instancia, si no se trata, puede progresar hasta una insuficiencia renal completa.