¿Cuáles son los síntomas de la deshidratación prolongada?

La deshidratación prolongada puede tener varios síntomas, entre ellos:

- Fatiga crónica: La deshidratación puede provocar una disminución de los niveles de energía, dificultando la realización de las tareas diarias.

- Dolores de cabeza: La deshidratación puede provocar dolores de cabeza y migrañas debido a la reducción del flujo sanguíneo al cerebro.

- Estreñimiento: La deshidratación puede ralentizar el sistema digestivo y provocar estreñimiento.

- Calambres musculares: La deshidratación puede provocar calambres y espasmos musculares debido a la pérdida de electrolitos, como el sodio y el potasio.

- Piel seca: La deshidratación puede hacer que la piel se vuelva seca, escamosa y con picazón.

- Mala calidad del sueño: La deshidratación puede alterar los patrones de sueño y provocar insomnio o sueño inquieto.

- Deterioro cognitivo: La deshidratación puede afectar la función cognitiva, incluida la memoria, la concentración y la toma de decisiones.

- Mayor riesgo de infecciones: La deshidratación puede dañar el sistema inmunológico, haciendo que las personas sean más susceptibles a las infecciones.

- Cálculos renales: La deshidratación crónica puede aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.

- Infecciones del tracto urinario (ITU): La deshidratación puede aumentar el riesgo de infecciones urinarias debido a la reducción de la producción de orina.

Es importante mantenerse hidratado bebiendo una cantidad adecuada de líquidos, especialmente agua, durante el día para evitar estos síntomas y mantener la salud y el bienestar general.