¿Qué es la atrofia?
- Envejecimiento: A medida que las personas envejecen, sus cuerpos producen naturalmente menos hormonas que ayudan a mantener la masa muscular. Esto puede provocar atrofia de los músculos, así como de otros tejidos como la piel y los huesos.
- Desuso: Cuando un músculo u órgano no se utiliza con regularidad, puede atrofiarse. Esto puede ocurrir por varias razones, como lesión, enfermedad o inmovilización.
- Desnutrición: Una dieta deficiente en proteínas y otros nutrientes puede provocar atrofia de los músculos y otros tejidos.
- Ciertas enfermedades: Algunas enfermedades, como el cáncer, el VIH/SIDA y la distrofia muscular, pueden provocar atrofia de los músculos y otros tejidos.
La atrofia puede tener varias consecuencias, entre ellas:
- Debilidad: La atrofia de los músculos puede provocar debilidad, lo que dificulta la realización de las actividades cotidianas.
- Dolor: La atrofia puede provocar dolor, especialmente si se utiliza excesivamente el tejido afectado.
- Contracturas: La atrofia de los músculos puede provocar contracturas, que son acortamientos de los músculos que pueden dificultar el movimiento.
- Úlceras por presión: La atrofia de la piel y otros tejidos blandos puede hacerlos más susceptibles a las úlceras por presión.
El tratamiento de la atrofia depende de la causa subyacente. Si la atrofia se debe al envejecimiento o al desuso, a menudo se puede revertir mediante ejercicio y fisioterapia. Si la atrofia se debe a desnutrición, una dieta rica en proteínas y otros nutrientes puede ayudar a mejorar la afección. Si la atrofia se debe a una enfermedad, el tratamiento de la enfermedad puede ayudar a retardar o detener la atrofia.