La inhalación de altas concentraciones de gas de alcantarillado durante un período breve puede provocar dolores de cabeza, náuseas, mareos, fatiga, irritación de los ojos, ardor de garganta y tos. En concentraciones elevadas, puede provocar pérdida del conocimiento y la muerte. La exposición prolongada a niveles bajos de gases de alcantarillado puede provocar síntomas gastrointestinales como flatulencia, vómitos y diarrea. También puede provocar fatiga, insomnio, irritabilidad y confusión. En algunos casos, también puede provocar daños hepáticos y renales. Si está expuesto al gas de alcantarillado, es importante buscar atención médica lo antes posible.